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El café puede afectar al sistema digestivo, ya que se trata de una bebida que acelera la producción de ácido en el estómago, de modo que, si se toma en ayunas, al ácido se convierte en un elemento agresivo con el revestimiento del estómago. Esto puede llevar a sufrir indigestión y acidez.
Además, tomar un café cuando tenemos todavía el estómago vacío, también puede ser la causa de la aparición de temblores y nerviosismo, aumentar los niveles de ansiedad y la frecuencia cardíaca, e incluso de cambios en el estado de ánimo y afectar a la concentración, entre otros efectos.
Ese café de la mañana hace que tengamos la energía suficiente para rendir bien durante esas primeras horas, pero, lo que realmente ocurre en nuestro cuerpo, es que la cafeína afecta negativamente a nuestro ritmo circadiano.
Para evitar todos estos efectos, la solución pasa por tomar un desayuno abundante acompañando al café. En este sentido, si hacemos caso a la Fundación Española de Nutrición, un desayuno completo debe incluir tres grupos de alimentos básicos: leche y derivados, cereales y derivados, y frutas. Además, se recomienda incluir otro cuarto grupo para complementarlo, en el que se incluyen algunos alimentos como el tomate, el aceite de oliva virgen extra, frutos secos, mantequilla, huevos, café, miel, legumbres, etc.
Hay que tener en cuenta, que el desayuno debe aportar toda la energía y nutrientes que nuestro cuerpo necesita para comenzar el día, y suele incluir el primer líquido de la jornada, lo que ayuda a mantener un adecuado estado de hidratación.
Con toda esta información a nuestro alcance, en Decovending optamos siempre por acompañar el café de la mañana con un desayuno saludable como la mejor opción para aprovechar todos sus beneficios.